jueves, mayo 24, 2007

Arte a Deco

Por error llegué a la inauguración de Arte BA. Luego de dar una vuelta me invadió el espanto, la angustia. Ver tanto arte junto, tantos hechos artísticos dentro de aquel depósito. No es que no disfrute del arte plástico, de hecho me gusta y me gusta más aún que la gente lo practique y lo disfrute. Lo que me generó horror fue el contexto, la gente. De pronto me encontré rodeado de gente tan linda, tan estéticamente aceptable que sentí decepción. Me entristece ver que el arte se haya vuelto una mercancía más al servicio de la máquina. (Antes de continuar con el comentario quiero decir que por supuesto que hay mucha gente que esta en este evento con vocación real, no me cabe duda.)
Si bien me parece positivo que el arte tenga un espacio en la sociedad creo que ese espacio debe servir para incomodar al sistema del que surge. Creo en un arte que cuestiona, que no se conforma, que se alza frente a lo impuesto, que es políticamente incorrecto. Lipovetsky habla de la era del pos-deber donde las acciones se realizan por una razón estética en lugar de una ética. Gianni Vattimo explica que: “el último refugio del valor es la estética, lo bello que puede ser admirado”. Cuando pienso en que el arte plástico en Buenos Aires esta “bien”, me parece que el arte deja de ser arte para convertirse en decoración, en un hecho estético que agrada a la vista. Todas esas piezas que surgieron de distintos individuos con el fin de expresar algo genuino se convierten, a través de una lógica de mercado, en una mercancía; se la (des)naturaliza. De pronto ya no son el hecho artístico particular; en su lugar forman un “todo” comercial.
Pensé que es muy peligroso entrar en una era donde el arte es correcto y busca satisfacer la demanda del mercado. Pensé que de ser así es como perder las ganas de cambiar, de mejorar, de vivir. Quiero decir que una institución como el arte puesta al servicio del sistema, que sirva a una hipotética “superestructura”, se convierte en un velo que no nos deja ver. Citaré nuevamente al dramaturgo alemán Bertolt Brecht quien sentencio:“el arte no es un espejo de la realidad, sino un martillo con el que se le da forma”.
Creo en un arte que busca descubrir lo malo y también lo bueno de la sociedad. Me entusiasma un arte que cambia la realidad o al menos lo intenta. Me llena de angustia pensar al arte al servicio del mercado. No creo en un arte atrofiado y satisfecho. Varado en un mundo que no le pertenece; no creo en un arte políticamente correcto. No creo que sea tarde para cambiar el rumbo, propongo apropiarnos nuevamente del discurso y redefinir esa exposición y llamarla “Deco BA”, porque de otra manera el arte será re-definido y perderá su esencia. El arte debe ser crítico, debe plantear nuevos rumbos. El artista, dicen por ahí, “incomoda”. No dejemos ese lugar. No nos estanquemos. Viajemos el viaje, pensemos otras realidades, mutemos.
“(…) supongo que en toda sociedad la producción del discurso está a la vez controlada, seleccionada y redistribuida por cierto número de procedimientos que tienen por función conjurar sus poderes y peligros, dominar el acontecimiento aleatorio y esquivar su pesada y temible materialidad.” El orden del discurso, Michel Foucault

2 comentarios:

Anónimo dijo...

"Me llena de angustia pensar al arte al servicio del mercado."
No creo qeu este al servicio del mercado. La gente va y compra lo que le gusta.
"El arte debe ser crítico" ¿porque?
critico?? no me parece. Una pintura abstracta es critica?? No puedo pintar una naturaleza muerta?

Yo banco Arteba. Plata o no, hubo mucha arte en la rural y eso es para festejar.

No hace falta pintar algo politico para expresarse, todo lo contrario, en las pequeñas cosas esta el placer.

Franco Donovan dijo...

Respeto tu opinión. Lo mio es tan solo una opinión, una impresión. Gracias por comentar de todos modos.